CAMBIOS VITALES
Los adolescentes deben hacer frente a una serie de cambios personales que forman parte de su desarrollo. Experimentan múltiples modificaciones físicas de su cuerpo como consecuencia del crecimiento, el despertar del deseo sexual, además de encontrarse con una serie de sensaciones emocionales desconocidas, debido a los cambios hormonales. Por lo tanto, una de las principales demandas que están presentes en esta etapa, está relacionada con la asimilación y adaptación a los cambios.
Es importante considerar que, si el adolescente además debe hacerse cargo de otros cambios adicionales a los propios e internos, puede suponer una sobrecarga para su sistema emocional y adaptativo. Es posible que tanta inestabilidad interna, requiera de la mayor estabilidad y consistencia posible del exterior. Por lo que cambios abruptos o determinantes en esta etapa, pueden resultar muy angustiantes. En este sentido, existen cambios o crisis que son normativos, es decir, que forman parte del proceso normal y esperado de una persona, pero que implican una ruptura y una pérdida, por ejemplo, el paso de la niñez a la adolescencia. Por otro lado, existen las crisis no normativas, que se refieren a situaciones de cambio o pérdida que no son experimentados por la mayoría, o que no forman parte del desarrollo normal de la persona. Por ejemplo, la vivencia de una enfermedad física significativa.
Sean normativos o no estos cambios, requieren de un proceso de duelo y adaptación, donde hay que despedirse de los elementos que se dejan atrás y desarrollar recursos para adaptarnos a la nueva situación. En esta etapa vital, estas experiencias pueden requerir de un acompañamiento o apoyo adicional para el adolescente, que le ayude a gestionarlos de una forma sana.