Caja de arena
¿En qué consiste?
La caja de arena es una herramienta terapéutica para niños, adolescentes y adultos, que permite conocer y trabajar aspectos de nosotros mismos en un escenario lúdico y estimulante. Ayuda a procesar temas de conflicto, emociones, experiencias dolorosas y situaciones traumáticas, a través de lo sensorial y emocional.
Mediante esta técnica, la persona elige entre diversas figuras para representar escenas en una caja de arena. Según la necesidad de cada persona, se emplea un estilo más o menos directivo, en el que se pueden sugerir temáticas para representar o, por el contrario, ser espontáneas. Posteriormente se trabaja ese “mundo” creado con las miniaturas en la arena, para poder dar sentido a dichas experiencias y superarlas.
¿En qué tipo de situaciones puede ser de ayuda?
Es un recurso terapéutico con un alcance muy amplio. Utilizar personajes, figuras, arena, objetos, imágenes visuales, etc, permite un procesamiento desde lo sensorial, empleando el hemisferio derecho del cerebro. A diferencia de la psicoterapia verbal, con la cual principalmente se trabaja el hemisferio izquierdo. Utilizar ambos hemisferios, permite llegar a niveles más profundos, necesarios para superar las experiencias dolorosas. A su vez, mediante su uso, permite construir y consolidar aspectos de la regulación emocional, así como recursos personales y la resiliencia.
Suele utilizarse especialmente en casos de trauma, duelo, dificultades en la regulación emocional, trastorno de la conducta alimentaria, trastornos psicosomáticos, trastornos del apego, bullying, problemas familiares, violencia de género, etc.
Un ejemplo de su uso en un caso de depresión…
“L. estaba deprimido desde hace varios años, tenía 45 años, era un hombre muy inteligente, pero como muchas personas con depresión, tenía dificultad para poder encontrar las palabras para expresar cómo se sentía. Relataba que debía esforzarse diariamente con mucha angustia por intentar encontrarse mejor y no verse arrastrado por la depresión.
En su proceso terapéutico comenzó a trabajar con la caja de arena, encontrando en ella la posibilidad de expresar la angustia que experimentaba en su interior y no encontraba palabras para poder hacerlo.
En una de sus primeras cajas representó, sin elegirlo de forma consciente y racional, un joven con un cuchillo justo en el medio de dos grupos de figuras, ubicando un grupo a cada costado del joven. En un lado colocó un perro, un bebé en una cuna, un avión. En el otro lado colocó figuras con armas, la miniatura de la parca, una bruja. Luego de elaborar este mundo en la arena, trabajó con el terapeuta la escena que había representado. Notó y sintió que realmente tenía dos alternativas, tal como parecía tenerlo el joven que colocó en el medio de la caja, quien podía luchar e ir hacia la derecha, donde reunía lo que para él eran elementos de autocuidado y afecto (familia, libertad, amistad), o dejarse seducir por el otro lado, que le conducía a una sensación similar a la de la muerte.
Durante muchas sesiones sus mundos siguieron conteniendo grandes espacios de figuras de miedo, muerte y tristeza. Progresivamente fue capaz de ir construyendo mundos en los que iba teniendo más espacio miniaturas con más color, donde incluía aspectos que eran valiosos para él, como la naturaleza, los barcos, las personas, etc. Este proceso fue sucediendo en terapia a la par que los síntomas depresivos fueron remitiendo, a la vez que mejoró sus relaciones interpersonales, así como comprendiendo lo que le arrastraba hacia la depresión y lo que podía mantenerle a salvo”.