PSICOLOGÍA INFANTIL
La psicología infantil abarca uno de los períodos más importantes en el desarrollo humano: La infancia. Es el momento en el cual se configuran los principales elementos de la personalidad, teniendo una fuerte influencia en los recursos emocionales que se tendrán en la vida adulta. Atender adecuadamente las alteraciones que se puedan presentar durante este momento vital y durante la adolescencia, pueden determinar prevenir de forma significativa posible patología en la adultez.
La colaboración de los padres en el tratamiento suele ser fundamental, tanto para la comprensión del problema, como para su solución, ya que forman parte del contexto de mayor influencia del niño. A su vez, es necesario realizar una buena evaluación psicológica, que permita conocer el mundo interno del niño, tanto sus dificultades como sus recursos, para poder garantizar una adecuada intervención.
En muchas ocasiones, se puede dudar sobre si lo que ocurre es lo suficientemente importante como para acudir a un profesional. El criterio que se puede seguir es observar si el problema persiste de forma continuada en el tiempo, así como, si está influyendo en la mayor parte de las áreas del niño, su vida familiar, social y escolar.
No sólo podemos acudir al psicólogo en casos de conflicto o patología severa. Por el contrario, se puede acudir de forma preventiva, para evitar que se llegue a niveles más complejos. Además, el psicólogo puede hacer la valoración de si el problema requiere de tratamiento o sólo es necesario seguir algunas pautas para mejorar la situación.
Los niños no muestran su malestar igual que los adultos, pueden hacerlo de una forma explícita a través de un mal comportamiento, de cambios bruscos de humor, de la desobediencia y enfados o de una manera más sutil como estar muy tranquilos o apagados, con menos ganas de jugar o simplemente apáticos. Ante cualquier duda, es conveniente consultar a un profesional en psicología infantil.
Una intervención temprana puede prevenir problemas más complejos si se deja pasar el tiempo. Algo que en un principio puede resultar pasajero, puede instalarse como un patrón de conducta estable y ser más complejo a medida que va pasando el tiempo.
Normalmente, si el paciente es menor de 13 años, la primera visita se realiza únicamente con el padre y/o la madre, o la primera sesión únicamente se conoce al niño/a luego de hablar con los padres. De esta forma, se realiza una primera valoración del caso concreto y se establecerán los primeros pasos de la intervención.
Las primeras sesiones con el niño/a se centran en establecer un buen vínculo para que el trabajo pueda hacerse en un entorno de confianza. Los métodos utilizados siempre son mediante juegos y actividades que resultan entretenidas para los niños/as y nada invasivas.
La terapia generalmente se realiza tanto con los niños como con los padres y madres, dependiendo de la problemática se trabajará más con unos que con otros. Los padres recibirán orientación y asesoramiento sobre cómo manejar las dificultades que presenten sus hijos.
Es importante que el niño/a sepa a donde va y que no acuda a consulta engañado. Cuanta más normalidad le den los padres, más normalidad le dará el niño/a. Se le puede explicar que igual que se va a un médico para curar una enfermedad o a clases de refuerzo para mejorar en el cole, que el psicólogo es una persona que ayuda a que las cosas mejoren para todos, es un profesional que ayuda a las personas a resolver sus dificultades y que le dará trucos para conseguir mejorar.
Cuando el paciente es un adolescente, en ocasiones, puede haber un rechazo inicial para comenzar una terapia y ellos mismos se niegan a acudir. En esos casos, suele ser recomendable trabajar en un primer momento con los padres y más adelante introducir al adolescente en la terapia.
PODEMOS AYUDARTE EN…
TRASTORNOS DE LA CONDUCTA
TRASTORNOS DE EXCRESIÓN
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
La fobia escolar es la negativa persistente a ir al colegio por el malestar emocional fuerte que generan en el niño ciertas situaciones escolares. Se caracteriza por:
- La dificultad grave de ir al colegio lo que genera ausencias prolongadas y frecuentes.
- Intensas reacciones emociones en las que puede aparecer miedo, ansiedad, explosiones de ira, tristeza o malestar físico que no tiene explicación médica cuando el niño tiene que ir al colegio.
- Quedarse en casa con el consentimiento de los padres.
El rechazo a ir al colegio puede tener múltiples causas, puede ser generado por un miedo intenso de separarse de los padres, miedo a diferentes situaciones del colegio (miedo a que los compañerlos se rían o se metan con él, miedo a los exámenes, miedo a ser regañado por el profesor)
La ansiedad escolar se puede ver en el niño en tres niveles:
- Nivel cognitivo: manifestar pensamientos negativos acerca del futuro (“me van a castigar”, “se van a reír de mí “voy a suspender”), desvalorización de sus propias capacidades (“No puedo”, “No se me da bien”), preocupaciones por si le ocurre alguna de sus reacciones físicas en el colegio (“voy a vomitar”, “hacerme pis.”).
- Nivel fisiológico: Sudoración, taquicardia, palidez, vómitos, dolor de tripa o de cabeza, temblores, etc.
- Nivel comportamental: Evita ir al colegio expresando malestar físico, o se niega a vestirse o desayunar, expresa que no quieren ir al colegio o explota en una rabieta al momento de tener que ir.
Este problema emocional genera un sufrimiento intenso en el niño y una gran preocupación por parte de padres y profesores, que en muchas ocasiones no saben cómo actuar ante el problema. Por eso es importante, que ante la más mínima sospecha de que esto está ocurriendo, acudan a consulta para ser orientados y apoyados para que el niño supere la fobia escolar. Cuanto antes se aborde, más malestar ahorraremos al pequeño. Ponte en contacto con nosotros si te sientes identificado con esta situación.
La ansiedad por separación es un miedo intenso y desproporcionado para el nivel de desarrollo del niño a la separación de sus padres. Éste malestar se puede ver expresado de la siguiente forma:
- Un alto y repetido malestar cuando el niño anticipa una posible separación de sus padres o de su hogar. Al separarse necesita el contacto continuo a través de llamadas telefónicas y saber exactamente a dónde van cuánto van a tardar, etc.
- Preocupación de perder a sus padres (muerte, divorcio), de que sufran algún daño físico o que una situación negativa haga que se separen (catástrofe natural, perderse, etc.).
- Rechazar ir a otros lugares (ir al colegio, a casa de otros familiares o de amigos, quedarse solo en su habitación, dormir lejos de sus padres,) por el miedo a la separación.
- Pesadillas en las que aparece el tema de la separación.
- Quejas físicas: dolores, náuseas ante las situaciones en las que se produce una separación de sus padres.
Este malestar afecta la vida de niño y de su entorno, por eso es importante enfrentarse a solucionar el problema buscando ayuda psicológica apropiada. En nuestra experiencia, los procesos terapéuticos son altamente eficaces en este tipo de situaciones. No dudes en ponerte en contacto con nosotros si te sientes que a tu hijo/a le puede estar pasando esto, podemos ayudarte.
Los niños que sufren de ataques de ansiedad viven episodios, que aparecen de forma inesperada y recurrente, donde tienen un miedo muy intenso acompañado de sensaciones desagradables como fuertes palpitaciones, falta de aliento, sudoración, náuseas, pensar que algo muy malo va a pasar, taquicardia, mareos o vértigo, sensación de ahogo, temblores, miedo a perder el control de su propio cuerpo a volverse loco o que van a morir.
Los niños que tienen este trastorno suelen sentirse nerviosos la mayor parte del día aunque no estén teniendo una crisis de ansiedad. Las crisis de angustia suelen tener un inicio brusco y alcanzan la máxima intensidad a los 10 minutos. Algunos niños empiezan a evitar las situaciones donde creen que les puede dar una crisis de ansiedad o donde no va a estar algún adulto que los pueda ayudar.
El inicio de este trastorno suele ser la adolescencia, pero se pueden encontrar algunos casos de inicio en la infancia. Si sospechas que esto le está ocurriendo a tu hijo consulta al pediatra para poder realizar un buen diagnóstico de lo que ocurre y buscar ayuda psicológica para resolverlo.
Si el trastorno no es tratado, las consecuencias pueden ser muy negativas tanto en su vida escolar, como social y en su bienestar y desarrollo. Si el trastorno se complica puede derivar en problemas de depresión o en otros trastornos de ansiedad. Pon solución cuanto antes, llámanos y veremos la mejor manera de ayudarte.
Timidez
La timidez infantil está asociada a las dificultades en las relaciones interpersonales en las cuales aparece ansiedad y una baja interacción con otros niños. Los niños que son excesivamente tímidos tienden a evitar el contacto con otros porque sienten miedo. El miedo suele aparecer ante desconocidos o ante la percepción e ser evaluados socialmente.
El comportamiento tímido se puede observar a través de las siguientes señales:
- Falta de interacción con otros niños o adultos. Por ejemplo: no participa en clase, no saluda, etc. Los niños que son retraídos a nivel social, por lo general carecen de habilidades sociales.
- Muestran miedo, ansiedad o preocupación ante situaciones sociales cotidianas o ante situaciones que impliquen una posible evaluación por parte de los otros (Responder a preguntas en clase, expresar su propia opinión, etc.).
- El miedo se puede expresar a través de síntomas fisiológicos como son: tartamudeo, sonrojarse, molestias físicas, temblores, etc.
- Son niños que suelen presentar baja autoestima y sentimientos de culpa o preocupación por su propia interacción social.
Sentir ansiedad y miedo ante la evaluación de los otros es propio de las personas que son tímidas. Esta ansiedad aparece en ciertas situaciones y puede ir desvaneciéndose con el paso del tiempo. Sin embargo, si persiste y va en aumento puede derivar en fobia social.
Fobia social
La fobia social se caracteriza por sentir una ansiedad muy elevada ante situaciones sociales, lo cual genera una tendencia a evitarlas. Este malestar genera un sufrimiento que afecta a la vida del niño de forma significativa. En los niños se puede manifestar de la siguiente forma:
- Es capaz de relacionarse con su familia de forma normal. La ansiedad aparece cuando el niño interactúan con niños de su edad y no solo con los adultos.
- Presenta llanto, pataletas o retraimiento cuando las personas con las que tiene que interactuar no son del ámbito familiar.
- El niño puede no reconocer el miedo que tiene a relacionarse con otros.
- Intenta evitar situaciones donde tiene que relacionarse.
- Los síntomas deben perdurar durante por lo menos 6 meses.
- Las conductas de evitación interfieren en el día a día del niño en las actividades del colegio y en las actividades del tiempo libre.
El inicio de la fobia social suele tener comienzo en la adolescencia pero en algunos casos puede tener comienzo en la segunda infancia. Cabe destacar que de momento no se ha encontrado una relación directa entre niños que han sido tímidos y el desarrollo de una fobia social en la vida adulta.
No lo dudes, si ves que tu hijo lo pasa mal en las situaciones sociales, ponte en contacto con nosotros. En muchas ocasiones, con aprender algunas técnicas y recursos optimizan muchísimo su comportamiento y se libran de la ansiedad. Llámanos.
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TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD
CAMBIOS VITALES
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TRASTORNO DEL ESTADO DE ÁNIMO
DUELO
Hay diferentes tipos de pérdidas a lo largo de la vida. En algunas ocasiones los adultos le quitan importancia a situaciones que los niños viven de forma dolorosa. La superación adecuada de una experiencia de duelo en la infancia, en la que se le acompañe emocionalmente y se le permita la expresión de sus sentimientos, le dota de recursos para los futuros duelos que tendrá que afrontar a lo largo de su vida.
Es importante tener en cuenta que no sólo se produce un duelo ante la muerte de alguien, sino que también, hay duelos generados por la separación de los padres, por el nacimiento de un hermano, por un cambio de colegio, por el fallecimiento de una mascota, despedida de algún amigo del colegio o tener una enfermedad relevante.
La forma de manifestar el proceso de duelo en los niños es diferente a las del adulto. Las pérdidas, según la etapa evolutiva, se expresan de diferentes maneras:
- 0 – 2 años: la pérdida de un adulto significativo como la madre es vivida como si fuera parte de sí mismo. Este intenso dolor se ve reflejado por una intensa irritabilidad, indiferencia, pérdida de apetito, dificultad en el sueño, etc.
- 2-5-años: Parece que mantuvieran el mismo estado de ánimo a pesar de la pérdida. El niño sigue jugando, aunque puede ser que aparezcan momentos repentinos de llanto excesivo o rabietas. Puede tener algún comportamiento regresivo: volver a hacerse pis cuando ya lo controlaba, no poder comer solo cuando ya lo hacía, etc. Les cuesta entender que lo que se ha perdido no va a poder regresar y pueden llegar a manifestar lo que sienten a través de los juegos que realizan.
- 6-11 años: Se puede observar que el niño está triste, aparecen miedos nuevos y sentimientos de culpa. Puede verse afectado su rendimiento escolar, tener problemas de comportamiento o asume una excesiva responsabilidad que no le corresponde.
Algunas recomendaciones pueden ayudar a facilitar la forma de afrontar el duelo en los niños.
Es importante ser cuidadosos en la forma de dar la noticia. Para esto, hay que dedicar un tiempo considerable y prepararlo para hacerlo en un contexto en el que se encuentre cómodo y acogido.
Es importante dar apertura a hablar sobre la pérdida, utilizar un lenguaje sencillo, ser francos y no mentir. Es beneficioso reconocer el propio malestar pero manifestarlo de forma contenida. A su vez, ser receptivos con las preguntas que pueda tener y reconocer cuando no se conocen las respuestas.
Es fundamental mantener estables las rutinas, haciendo predecible y organizadas las actividades durante esos días. Darle la tranquilidad de que estará bien cuidado y acompañado, ayuda a darle seguridad en un momento muy angustiante para ellos. Es necesario estar muy disponibles y cercanos durante este tiempo, pero también permitir que haya momentos en los que se separe de los padres. Darle seguridad de que no tendrá más pérdidas cercanas a raíz de esto.
Animarlos a participar en los ritos de despedida, sólo si quieren, puede ayudarles a procesar esta experiencia, pero siempre hay que respetar su decisión si prefieren no asistir. Si van a acudir, es necesario prepararlos y explicarles cómo son y qué va a encontrar.
A pesar de que la expresión del duelo dependerá de la etapa evolutiva en la que se encuentre el niño, también se verá influida por su personalidad y por el grado de cercanía en la relación que tenía el niño con la persona u objeto perdido.
Aunque el niño muchas veces puede no expresar su malestar de forma evidente, no significa que no está sufriendo por esa pérdida. Es importante que estemos atentos a si estas manifestaciones persisten en el tiempo, especialmente en la misma intensidad, ante lo cual es importante pedir ayuda profesional, que apoyen a la familia y al niño a hacer frente al proceso.
El equipo de terapeutas del Centro de Psicología Arganzuela tenemos amplia experiencia en el apoyo en procesos de duelo. Si tu hijo por desgracia, ha tenido que vivir una pérdida con tan corta edad, no dudes en consultarnos. Podemos ayudarle a superarlo de la mejor manera posible.
TRASTORNOS DEL SUEÑO
En ocasiones los problemas de sueño son pasajeros y están asociados a circunstancias puntuales, pero otras veces se convierten en pautas habituales de comportamiento del niño, llegando a provocar otros problemas aún más graves.
Dificultad para iniciar o mantener (despertar frecuente o problemas para volver a conciliar el sueño) el sueño sin la intervención del cuidador, tiene un sueño superficial (cualquier ruido lo despierta) y duermen menos horas de lo habitual para su edad. El niño no ha aprendido a dormir solo. Lo más frecuente es que haya un rechazo para irse a la cama. Posibles causas:
- Miedo a la oscuridad
- Control inadecuado de las conductas del niño
- Horarios mal instaurados
- Hábitos incorrectos
- Exceso de estimulación antes de irse a la cama
La dificultad del sueño se produce al menos tres noches a la semana y está presente durante un mínimo de 3 meses.
Antes de los 2 -3 años es normal que los niños se despierten o les cueste dormir por cólicos, reflujo o porque aún no han aprendido el comportamiento de dormir.
Otros de los trastornos del sueño que podemos encontrar son las parasomnias. Estas son fenómenos fisiológicos indeseados que ocurren durante el sueño. El niño se queda atrapado entre el estado de despertar y el de sueño. Entre las parasomnias tenemos el sonambulismo, las pesadillas y los terrores nocturnos.
- Suele tener lugar durante al principio de la noche.
- Suele iniciarse entre los 4 y los 8 años, se da la máxima frecuencia a los 12 y a los 15 suele remitir.
- Se dan movimientos corporales que pueden llevar al niño a sentarse en la cama de forma brusca e, incluso, a levantarse y a deambular. A la mañana siguiente no suele acordarse de nada.
- El episodio termina cuando el niño se acuesta de nuevo y sigue durmiendo o se despierta.
- Puede iniciar entre los 4-8 años de edad, máxima frecuencia a los 12 y remite a los 15.
Los terrores nocturnos duran entre 1 y 10 minutos. Son episodios donde se puede observar que el niño presenta una gran agitación y terror. Además, posteriormente el niño no se acuerda de nada de lo ocurrido. Puede aparecer entre los 3 a 6 años y suelen ir disminuyendo a medida que el niño va creciendo. Los episodios pueden aumentar debido a la falta de sueño, fiebre o alguna enfermedad médica.
Estas serían las diferencias entre ambos:
PESADILLAS | TERRORES NOCTURNOS |
Ocurren al final del sueño nocturno | Ocurren en el primer tercio de la noche |
El niño experimenta ansiedad | El niño experimenta altos niveles de ansiedad |
El niño puede incorporarse en la cama, existiendo contacto con la realidad | El niño puede incorporarse en la cama, pero no existe contacto con la realidad |
No suelen producirse vocalizaciones | Se producen gritos y vocalizaciones |
Los contenidos son elaborados | Los contenidos son muy poco elaborado |
TRASTORNOS DE LA INGESTIÓN Y DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA EN LA INFANCIA
Pica
El niño empieza a comer de forma habitual elementos que no son comestibles como puede ser: papel, tierra, pelo, pintura. Esta ingesta dura más de un mes y se empieza dar después de los 24 meses de edad. Antes de esta edad es un comportamiento propio de niños más pequeños.
Trastorno de Rumiación
El niño regurgita alimentos y nuevas masticaciones de un alimento después de haber tenido un funcionamiento normal al ingerir alimentos. Estos alimentos una vez regurgitados se suelen escupir, masticar nuevamente o tragar.
El comportamiento de regurgitar se convierte en voluntario, puedes observar cómo tu hijo hace esfuerzos para conseguirlo. Son niños que se vuelven muy irritables y se muestran con hambre entre los episodios de regurgitar. Cuando este problema está presente de forma continua empiezan a tener problemas de nutrición y crecimiento. Es importante recalcar que los bebés lactares pueden tener comportamientos de regurgitación que son normales.
Trastornos de la ingesta alimentaria de la infancia
Se puede observar una serie de comportamientos que generan problemas a la hora de comer. Son niños que se niegan a tomar ciertos o múltiples alimentos, tardan en masticar o tragar y necesitan ayuda para comer de forma prolongada. Se caracterizan por una persistente incapacidad para comer de forma adecuada donde se ve afectado el peso ya que lo pierden o no lo ganan. Son niños que se irritan mucho a la hora de comer, presentan comportamientos muy molestos en los momentos de las comidas (levantarse continuamente, llorar, etc.), rechazan los alimentos sólidos, les cuesta tragar o incluso llegan a vomitar después de ingerir.
Si sospechas de estos trastornos consúltalo con el pediatra del niño para descartar si hay algún problema orgánico asociado y si el pediatra lo descarta, ponte en contacto con nosotros. Cuanto antes lo abordes, mejor pronóstico tiene el proceso.