Técnicas de mediación
¿Qué es la mediación?
La mediación es un proceso en el que una tercera persona imparcial, en este caso el/la mediador/a, ayuda a aquellos que están envueltos en un conflicto, a comunicarse de forma efectiva y a alcanzar soluciones consensuadas acerca de algunos o todos los asuntos en disputa.
¿Qué es la mediación familiar?
La mediación familiar está dirigida a gestionar conflictos que surgen en el ámbito familiar, evitando el litigio, satisfaciendo las necesidades de las partes y reforzando la cooperación y el consenso.
¿En qué se basa la mediación familiar?
El proceso de mediación debe guiarse por una serie de principios esenciales, sobre los cuales se fundamenta:
- Participación voluntaria: se trata de uno de los principales atributos de la mediación, su carácter voluntario, de lo contrario no tiene sentido. Los participantes en la mediación deben acudir a esta vía por su propia decisión y tanto ellos, como el/la mediador/a, son libres para retirarse en cualquier momento.
- Neutralidad: los/as mediadores/as permanecen neutrales en todo momento hasta el resultado final del proceso. Ayudan a los participantes a identificar y explorar las opciones disponibles, así como su viabilidad, y cuando sea conveniente, les facilitarán información, sobre lo que las partes deseen saber. Son las personas implicadas quienes toman las decisiones de los acuerdos.
- Imparcialidad: se trata de una cualidad que debe tener el/la mediador/a; se trata de no tomar partido por ninguna de las partes en conflicto, mostrándose objetivo/a en el tratamiento de la cuestión, descubriendo los intereses y necesidades de todas las partes, respondiendo de forma objetiva a cualquier planteamiento expuesto, interés expreso o implícito en cualquier proceso. El mediador conduce el proceso de una manera justa y equitativa.
- Confidencialidad: toda la información obtenida en el proceso, tanto verbal como documental, en el transcurso del proceso de mediación es confidencial. En este sentido, las partes se comprometen a mantener el secreto y, por lo tanto, renuncian a proponer a la persona mediadora como testigo o perito en algún procedimiento que afecte al objeto de la mediación. También la persona mediadora debe renunciar a actuar como perito o testigo en los mismos casos.
¿Cómo se hace la mediación?
La mediación se aplica a través de un proceso que consta de varias fases que detallamos a continuación:
- Sesión informativa: en un primer encuentro, las partes expondrán al mediador/a su conflicto y sus respectivas opiniones para, a continuación, establecer entre todos los asuntos a resolver, que se irán tratando en las sesiones posteriores.
- Intercambio de información: las partes comparten información y buscan alternativas posibles y/o deseadas.
- Definición de los asuntos y entendimiento de los intereses: las partes discuten los asuntos que requieren atención y sus intereses. Con la ayuda del mediador/a, explicarán las verdaderas necesidades que desean satisfacer.
- Generación de alternativas hacia una solución: las partes generan y evalúan las opciones que mejor satisfagan sus necesidades e intereses.
- Redacción del acuerdo: si se llega a un acuerdo, el mediador/a, a petición de las partes, puede redactar un documento con las conclusiones alcanzadas.
¿Para qué casos es útil la mediación?
La mediación es un recurso muy útil que promueve soluciones rápidas, y apacigua las situaciones altamente conflictivas vividas en el seno familiar. En muchos casos hasta es posible evitar implicarse en procesos judiciales, los cuales conllevan un desgaste material y personal muy alto. La mediación, a su vez, potencia recursos de comunicación y gestión de conflictos en las partes implicadas.
Es un método de resolución de problemas en el que los involucrados colaboran conjuntamente para que todas las partes se beneficien del acuerdo, con un coste emocional mucho menor que otros procesos. Aun cuando inicialmente no se logre un acuerdo total, esta técnica favorece que los involucrados comiencen a tener nuevas formas de dialogar.
Un proceso de mediación, puede ser de gran ayuda en situaciones en las que existe un conflicto que se mantiene en el tiempo, como pueden ser las siguientes:
– Relación de pareja conflictiva: la mediación se muestra sumamente útil en las relaciones de pareja conflictivas. La posibilidad de llegar a acuerdos en áreas que son trascendentes para ambos miembros de la pareja, supone un alivio sin duda muy valorado por ambos.
Tradicionalmente se ha asociado la mediación a parejas que se han divorciado y ambos quieren llegar a acuerdos; sin embargo, cada vez más, parejas que siguen con su relación y encuentran dificultades para llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos, ven en la mediación una herramienta útil para ello.
Decisiones tales como la gestión del dinero, la organización de la casa, la educación de los niños o la gestión de la familia de origen y la familia política entre otras, pueden suponer para muchas parejas un conflicto importante. Tras pasar por un proceso de mediación, consiguen encontrar acuerdos satisfactorios para ambos, experimentando un alivio importante a nivel personal y consiguiendo fortalecer la relación de pareja al quedar registrado para ambos que son capaces de entenderse y de llegar a un acuerdo y encontrar una solución útil.
– Conflictos entre padres e hijos: La mediación es útil para cualquier edad, sin embargo, se torna sumamente útil cuando los hijos son adolescentes. Con la mediación, los conflictos entre padres e hijos pueden ser resueltos de forma satisfactoria consiguiendo que ambas partes se sientan escuchadas, entendidas y reparadas en lo que sea necesario. La diferencia generacional y las características individuales de las partes, pueden hacer difícil el entendimiento y el consenso. Encontrarse con la figura del mediador ayuda a ordenar las necesidades de cada uno, gestionar las emociones implicadas y llegar a un entendimiento. Situaciones altamente conflictivas y estresantes han visto solución con técnicas de mediación.
– Conflictos entre hermanos: en ocasiones, los hermanos tienen que ponerse de acuerdo en situaciones que no son agradables para ninguno de ellos. La gestión del cuidado de los padres, o del patrimonio recibido, puede llegar a ser sumamente desgastante si los hermanos no logran entenderse. La mediación supone una herramienta altamente útil en estos casos. Poder abordar la discrepancia y encontrar una solución que cubra las necesidades de cada miembro se hace útil para todas las partes implicadas en el conflicto.
– Procesos de divorcio: la gran mayoría de los divorcios son conflictivos. Y, esta conflictividad aumenta cuanto menos se entienden los miembros de la pareja que se ha roto. Realizar un proceso de mediación contiene las emociones desbordadas, flexibiliza la capacidad de toma de decisiones y alivia la tensión en el vínculo. Parejas que se divorcian y tienen que acordar decisiones importantes sobre todo con respecto a los hijos, encuentran en la mediación una vía muy útil para paliar y reducir el sufrimiento padecido por todos los miembros de la familia.